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Bibliografía

Adjunto algunos libros referentes a este tema:

- Luquet, F.M. Coordinador.(1991,1993):"Colección completa de leche y productos lácteos. Vaca, oveja y cabra." Ed. Acribia.

- Fajardo, Francisco.(2009):"Dime qué comes y te diré de qué enfermarás".Madrid. Ed. Dilema.

- Aranceta- Serra. (2004): "Leche, lácteos y salud". Madrid. Ed. Médica Panamericana S.A.

- Román Molto, David (2003)."Leche que no has de beber". Madrid. Ed. Mandala Ediciones.

- Mataix Verdú, José. (2005). "Nutrición para educadores". Madrid. Ediciones Díaz de Santos. S.A.

La leche y el calcio



Siempre nos han vendido la leche como la mejor fuente de calcio, pero cada vez hay estudios que demuestran que esto no es así, sino todo lo contrario.

El doctor americano William Ellis, afirma que después de realizar más de 25000 análisis de sangre, halló que los niveles más bajos de calcio correspondían a personas con la costumbre de tomar tres, cuatro o cinco vasos de leche al día.

Un extenso estudio epidemiológico realizado en China Popular y Taiwán sobre varios centenares de factores alimenticios y psicosociales, demuestran, entre otras cosas, el papel desmineralizante de la leche animal en el adulto. Cuando los chinos introducen la leche en sus dietas, se produce un aumento de la osteoporosis. Este hecho parece paradójico, puesto que los chinos bebedores de leche consumen cuatro veces más calcio que los chinos que no la ingieren. No deberíamos sorprendernos por estos resultados, es bien conocido que la osteoporosis es una enfermedad de los países occidentalizados, fuertes consumidores de productos lácteos, que supuestamente la previenen.

Según el equipo de Hsiu y Funk (Universidades de Taipeh y Los Ángeles), la osteoporosis aumenta de forma espectacular en aquellas personas que sin haber tomado nunca leche animal, comienzan a tomarla. Esta pérdida de calcio puede ser debida a la acidez transitoria producida por el exceso de proteínas de los lácteos.

Además, el calcio es generalmente mejor asimilado y utilizado por el cuerpo cuando es ingerido en una relación aproximada 2:1 con respecto al fósforo, y los lácteos tienen contenidos relativamente altos de fósforo en relación al calcio.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que un exceso de calcio podría acumularse en los riñones o en el sistema cardiovascular.

Si verdaderamente nos preocupa tomar calcio en nuestra dieta, deberíamos poner más atención en los productos que alteran el metabolismo del calcio en lugar de tomar más lácteos.

Los sustitutos de la leche
En realidad, podemos alimentarnos perfectamente, sin tener carencias de ningún tipo, prescindiendo de los lácteos. La necesidad de sustituir los lácteos por otros alimentos responde a dos razones: una, la preocupación por el calcio; y la otra, el apego psicológico al "amamantamiento" diario.

Del calcio nos tendríamos que preocupar de las pérdidas más que del suministro e incluir en la dieta una buena cantidad de verduras (repollo, brócoli, nabizas...)

Para aquellos que necesitan seguir tomando un líquido blanco de sabor dulce suave, existe una amplia variedad de leches vegetales. Podemos obtener sabrosas y nutritivas "leches" de arroz, avena, almendras, avellanas, sésamo o chufas. Las venden preparadas, pero también las podemos hacer en casa.

Un consejo: utilizad los lácteos como condimentos para elaborar vuestros platos preferidos, pero no como parte principal de vuestro menú diario. Y si tenéis algún problema semejante a los expuestos anteriormente, no dudéis en suprimir totalmente los lácteos, y armaros de una buena dosis de paciencia para comprobar los resultados, a veces se necesitan varios meses de supresión; cuanto más antiguo sea el proceso, más tiempo necesitaremos.

Olga Cuevas. Doctora en Bioquímica

Vídeos sobre el consumo de leche y otros productos lácteos

Aquí os dejo dos vídeos que me han parecido interesantes sobre el consumo de leche y otros lácteos y sus consecuencias, han sido creados por Antonio Palomo Santana, profesor de cocina, residente en Las Palmas.



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Los beneficios de la leche



Ningún mamífero adulto consume leche, salvo que se la sirvamos los humanos en un cuenco. Este argumento ha sido utilizado en ocasiones para arrojar dudas acerca del papel de los lácteos en la salud humana, una vez agotada la etapa de la lactancia. ¿Son imprescindibles? No. Sin embargo, existe una cultura de milenios en torno al uso de la leche y sus derivados por parte de pueblos bien distintos, desde los nómadas mongoles a los pastores massai de las sabanas africanas. Sus cualidades nutritivas, en cualquier caso, están fuera de toda discusión.

El peso de las empresas lácteas en el panorama de la industria alimentaria es lo suficientemente importante como para comprender que toda condena de un uso o abuso de los productos lácteos va a ser contestada con atributos nuevos, buenos y no menos científicos. A la proliferación de leches desnatadas siguió la de yogures probióticos, conjugados con polifenoles o ácidos grasos omega-3 o fibra, entre otros. En realidad, la leche es, más que nunca, objeto de estudio por parte de la ciencia.

En Irlanda, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Cork han descubierto que si se alimenta a las vacas con semillas de girasol, el queso obtenido con su leche dobla la cantidad de ácidos linoleicos conjugados (ALC). Estos productos podrían provocar la muerte de células tumorales y constituyen una herramienta de probada utilidad en la lucha contra el cáncer. Los autores de este estudio subrayan que las propiedades de una determinada leche dependerán siempre de la dieta que la vaca haya seguido. Más aún, los ALC han demostrado su capacidad para reducir la grasa total del organismo a largo plazo (algo que nadie hubiera creído antes de un producto como la leche).

Los científicos dublinenses alimentaron las vacas del estudio con 100g de semillas de girasol antes de que acudieran a pastar al campo cada día. El queso cheddar extraído entonces de su leche y envejecido por espacio de seis meses contenía una tasa récord de 1,84 gramos de ALC por 100 gramos. Catherine Stanton, directora del equipo, significó la importancia de posibilitar medidas preventivas o terapéuticas partiendo de una base tan simple como el consumo de queso y avanzó que el queso rico en ALC es sólo la punta de iceberg de un amplio grupo de investigaciones europeas para enriquecer la comida con estos compuestos. «España es, precisamente, uno de los países que lidera las investigaciones con alimentos conjugados con ALC», ha destacado la investigadora.

Aun cuando la prohibición de las autoridades sanitarias europeas a la hora de prodigar que un producto puede prevenir directamente una enfermedad sigue vigente, la creciente puesta en circulación de alimentos funcionales va relajando esta norma y reclamando una nueva legislación.

Que la leche de una vaca sea o no saludable no depende de la raza del animal sino de la alimentación que recibe», sostiene Bill Wales, de la Universidad de Melbourne. El investigador australiano llegó a demostrar que las vacas de la región montañosa de Victoria, al igual que las de Nueva Zelanda, ofrecen una leche mucho más rica en ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) que las alimentadas en granjas sin terrenos de pasto y a base de pienso.

Wales asevera que los PUFA han demostrado una cierta capacidad para conservar la función cognitiva y evitar el avance de las demencias en la tercera edad. Pero los ingenieros genéticos prefieren «llevar la montaña a Mahoma» sin esperar a que el profeta acuda a ella, y se han puesto a diseñar vacas clonadas, capaces de incorporar lactoferrina humana recombinante (rhLF) en su leche. La lactoferrina es una proteína presente en la composición de la leche materna humana que se caracteriza por estimular al sistema inmune frente a las infecciones.

Pero, además, investigaciones recientes han demostrado que esta proteína desempeña un papel importante en la regeneración ósea y puede detener el proceso degenerativo conocido como osteoporosis. Para que las vacas produzcan lactoferrina humana recombinante en su leche, se empieza por introducir un gen codificador en el embrión vacuno para que se desarrolle con esta capacidad potencial. Científicos neozelandeses intentan cruzar esas vacas con el gen de la lactoferrina humana recombinante con toros normales para comprobar si las instrucciones genéticas pasan de una generación a otra por vía «natural».

Con todo, se han alzado ya voces en aquel país oceánico en contra de la utilización de alimentos comunes con propiedades farmacológicas por carecer todavía de una evidencia a largo plazo sobre su seguridad y sobre el efecto ocasionado en las mismas vacas.

Por JORDI MONTANER
Fecha de publicación: 13 de diciembre de 2005

¿Es la leche animal adecuada para el consumo humano?



Artículo de la revista Discovery Salud.
Escrito por José Ramón LLorente. Presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular.

La leche animal y sus derivados- natillas, natas, yogures, helados, batidos, etc. Se encuentran actualmente entre los alimentos de mayor consumo del mundo, se alaban sus propiedades nutritivas, lo ricos que son y lo imprescindibles que resultan para mantener los huesos sanos merced a su riqueza en proteínas, vitaminas y minerales, especialmente en calcio. Pero eso es verdad o más bien se trata de productos no precisamente saludables que causan muy diversas patologías?

Aquí se encuentra el enlace para poder leer el artículo con más tranquilidad.

http://www.dsalud.com/numero84_1.htm